Da igual la edad que tengas, tus gustos, tu profesión, tu manera de vivir, de ver o de mear. Nada de eso interfiere cuando andas en skate. No importa quien esté patinando cuando llegas al skatepark o a cualquier spot o casa. El skate es una emoción enorme que supera todas la barreras y entra en todas las casas. Las diferencias, gustos, rarezas, van solo después del skate y siempre son para hacernos mas entrañables, a cada una de nosotros. El skate es un hogar en si mismo, con las puertas y ventanas siempre abiertas.
Un tal Nacho, un tal German, un tal Jonhy, un tal Peter, un tal primero de noviembre al sol de 2007 sobre tierras leridanas.
Texto dgm.
Foto: Peter Castro
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